Como cada año, el 13 de octubre, en el
día de San Eduardo, se realiza una feria ganadera ecuestre en el
pueblecito de Espinavell, en la comarca del Ripollés.
Los orígenes de la feria son
inciertos, ya que en un principio solo era un encuentro entre los
ganaderos de Molló y los compradores del ganado. Pero, poco a poco,
la feria fue ganando adeptos y admiradores, y actualmente es una
actividad turística de primer orden.
A finales de junio, para San Juan, los
ganaderos de Molló realizan la trashumancia del ganado equino y
bovino, desde el núcleo de Molló hasta las montañas de Rojà
(próximo al macizo del Canigó, a la comarca del Conflent), donde se
conservan los derechos de pastura, reconocidos por los “Actes del
Tractat dels Pirineus”(1659).
Durante los meses de julio, agosto y
septiembre, el ganado permanece en estas montañas, vigilados por un
vecino de Molló, Cisco del Carol de 80 años. A finales de
septiembre, para San Miguel, los propietarios del ganado regresan a
Rojà para recoger los caballos. La trashumancia desde Rojà acaba
otra vez hasta Molló. Es en este momento cuando los ganaderos llevan
su ganado hasta las proximidades del Costabona, donde permanecen los
caballos, hasta el día 13 de octubre, para ser acompañados de
forma natural y directa hasta Les Planes d'Espinavell, donde tiene
lugar la feria. La “Tria de Mulats” supone el final de la
temporada que estos caballos pasan fuera del municipio de Molló.
Finalmente, las yeguas y los caballos,
separados ya de sus crías, vuelven a las montañas del Costabona
donde esperarán las primeras nevadas para que los propietarios los
traslades a los respectivos masías.
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