Charadriidae

Imagen extraida de  http://www.hondurassilvestre.com/data/browser/search10_fi.aspx?q=Charadriidae&f=filotax    

Etimología

Pertenecientes a la familia de los chorlitos (llamados así por su relación con las torrenteras) de los antiguos griegos.

Del latín tardío charadrius-ii: especie de chorlito, m. vulg., griego caradrios (χαρανδριός-οῦ): chorlito (ave voraz), relacionado con χαράδρα-ας:: torrente torrentera, barranco. “Ave amarillenta mencionada en la Vulgata o ave de agua nocturna” según JOBLING, 1995; en Aristof. Aves 266, 1141, Platón Gorg. 494 b., Aristóteles H.A. 614b

Hábitat seleccionado por esta especie que suele encontrarse en zonas de orillas en las que existan cantos rodados entre los que ubica sus nidos. Los miembros de esta familia no lleva ningún tipo de material a sus nidos y los huevos son depositados directamente sobre las piedras. Los huevos son miméticos, y muy difíciles de descubrir entre las piedras.

+ el sufijo diminutivo -oius-a-um + sufijo –idus-a-um : sufijo para designación de familias, con significado de relación o pertenencia.

Distribución y Hábitat

Tiene representantes por todo el mundo excepto en la Antártida. Se encuentran, de manera general, asociados a medios abiertos no lejanos de diferentes tipos de masas de agua. Entre sus miembros más característicos están los del género Charadrius frecuentemente presentes en corrientes de aguas (torrenteras), aunque son de gran platicidad en la selección de su hábitat.

Alimentación

Los miembros de la familia Charadriidae, a diferencia de otras aves costeras de largos picos, se alimentan por el contacto visual e incluso auditivo de sus presas. Podemos ver, por ejemplo como un Chorlitejo Chico permanece parado con la cabeza alta y de manera sorpresiva realiza cortas y rápidas carreras. Se alimentan tanto en las horas centrales del día bajo buenas condiciones de luz, como en la noche, debido a la posesión de un alto porcentaje de bastones en sus células retianas. El tamaño relativo del lóbulo óptico en esta familia es casi el doble que el de los Scolopacidae que se alimentan por la existencia de detectores táctiles en la punta de sus picos.